Tras la retirada por lesión de Karim Benzema del Mundial de Qatar, Francia afronta la defensa del título conseguido hace cuatro años con un líder indiscutible, Kylian Mbappé, que puede salir del emirato como la gran estrella planetaria.
Pese a los mensajes oficiales de que el grupo de Didier Deschamps está por encima de sus individualidades, un importante miembro del equipo describió a Francia como "soldados en torno a Kylian", según publica "L'Équipe".
La campeona del mundo necesita a Mbappé tanto como Mbappé puede apoyarse en este Mundial para incrementar su prestigio. Sin el Balón de Oro a su lado, tendrá todas las miradas puestas en su camiseta.
Sobre todo porque si en Rusia el francés pulverizó algunos récords de precocidad, que llevaron a situarle en la estela de Pelé, afronta su segundo Mundial con menos de 25 años, que cumplirá dos días después de la final.
Cuando el 21 de junio de 2018 logró contra Perú el primer tanto con la "bleu" en un Mundial, en la ciudad de Ekaterimburgo, se convirtió con 19 años en el francés más joven en marcar en la historia de esta competición.
Con una sonrisa de oreja a oreja, el delantero aseguró al final del partido que esperaba que aquel fuera "el primero de muchos".
Y otros tres siguieron en el camino a su primer Mundial, algunos de una factura extraordinaria como el que consiguió frente a Argentina en cuartos de final, pleno de potencia, instinto y belleza.
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NACIÓ UNA ESTRELLA
El mundo entero descubrió a un jugador singular, llamado a ser la punta de lanza de la generación que destronara al dueto formado por Lionel Messi y Cristiano Ronaldo que durante más de una década llevaba reinando en el fútbol.
Desde entonces, Mbappé no ha hecho más que crecer, aunque en la selección su envergadura no ha cobrado la misma proporción.
Su pobre actuación en la pasada Eurocopa le valió críticas de algunos aficionados y rumores de que ciertos compañeros tragaban mal su exceso de individualismo. Incluso se aireó una mala relación con Benzema que ninguno de los dos ha querido nunca hacer pública.
Por ahora, en Catar se convertirá en el jugador con más partidos mundialistas antes de cumplir los 25 años. Lleva 7, uno menos que Messi y los mismos que el brasileño Ronaldo.
Si la suerte le es favorable, puede también colocarse como el jugador que más goles ha marcado en Mundiales con menos de 24 años, una lista que lidera, con 7, Pelé. Necesita tres para igualarle.
Si Francia renueva el título Mundial, algo que ninguna selección logra desde la de Brasil de 1962, de la mano de "O Rei", se convertirá en el segundo futbolista que levanta dos veces el trofeo sin tener los 25, lo que le colocaría en la estela del brasileño, el único que consiguió tres (1958, 1962 y 1970).
Mbappé, un futbolista muy apegado al peso de la historia, se ha enganchado a este Mundial, sabedor de que puede servirle de perfecto trampolín hacia la leyenda.
La ausencia de Benzema le coloca más en el mascarón de proa del equipo, pero aparece sereno y sonriente y, según testimonios internos, particularmente implicado en la vida del grupo.
A ello contribuye que tendrá junto a él a Ousmane Dembelé, uno de sus amigos más próximos en el seno del grupo y que ha limado las diferencias que tuvo con Olivier Giroud.
La presencia del "9" del Milan le permite gozar de más libertad en el ataque de Deschamps y le evita el puesto de pivote, un papel que está obligado a interpretar en el PSG y del que se ha quejado públicamente.
El seleccionador sabe que necesita a un Mbappé "que marque la diferencia", pero también "que se ponga al servicio del grupo".
El jugador es consciente de que, en la guerra, el éxito de ambos dependerá de la simbiosis de los intereses comunes.